La importancia de la evaluación visual periódica en niños radica en que los niños pequeños, incluso algunos adultos, no saben si ven bien o mal, pues lo que ven es lo que para ellos es normal.
Hay enfermedades que afectan nuestra visión que no dan síntomas. Solamente en una evaluación oftalmológica completa se puede detectar alguna enfermedad.
En muchas ocasiones no nos percatamos que un ojo ve menos que otro pues la visión es binocular (visión de dos ojos). El sistema visual no se desarrolla al maximo si el niño no sabe distinguir si ve la misma cantidad y calidad con cada uno de sus ojos.
¿Cuándo y cómo se debe hacer dicha evaluación?
Es esencial examinar la visión de los niños al nacer y durante la infancia, la edad preescolar y los años escolares.
Estas evaluaciones deben ser realizadas por un médico oftalmólogo debidamente certificado.
La Academia Americana de Oftalmología y la Asociación Americana de Oftalmología Pediátrica y Estrabismo, recomiendan los siguientes exámenes[1]:
En los neonatos
Un oftalmólogo debidamente capacitado debe examinar los ojos del recién nacido y realizar una prueba de reflejo rojo (un indicador básico de que los ojos son normales). Si el bebé es prematuro o está en alto riesgo por problemas médicos debidos a otras causas, si tiene signos de anormalidades o tiene una historia familiar de trastornos serios de la visión en la niñez.
Si fue prematuro (nació antes de las 37 semanas de gestación) y utilizó oxígeno debe ser evaluado al mes del nacimiento.
En los bebés
Se debe realizar una segunda evaluación oftalmológica practicada por un oftalmólogo a los seis meses y al cumplir un año de edad.
En los preescolares: Entre los 3 y 3½ años, debe hacerse una evaluación de la visión y la alineación ocular del niño por parte de un oftalmólogo.
La agudeza visual debe examinarse tan pronto como el niño tenga la edad suficiente para cooperar con el examen utilizando la cartilla de medición de agudeza visual. La detección por fotografía es otra forma de verificar la agudeza visual que no requiere que un niño pequeño coopere con el examen. Cualquiera de estos dos métodos de prueba determinará si el niño puede enfocar normalmente de lejos, a media distancia y de cerca. Muchos niños suelen ser hipermétropes pero también pueden ver con claridad a otras distancias. La mayoría de los niños no requerirá anteojos ni otra corrección de visión.
Si se sospecha la presencia de problemas de alineación (estrabismo), “ojo perezoso” (ambliopía), errores refractivos (miopía, hipermetropía, astigmatismo) u otro problema de enfoque en el examen inicial, el niño debe someterse a un examen completo realizado por un oftalmólogo. Es importante comenzar el tratamiento lo más pronto posible para garantizar la corrección exitosa de la visión y beneficios de por vida.
Niños en edad escolar
Al ingresar al colegio o siempre que se sospeche un problema, deben examinarse los ojos de los niños para determinar la agudeza visual y la alineación. Este examen debe ser practicado por un oftalmólogo.
La miopía es el error refractivo más común en este grupo etáreo y puede corregirse con anteojos.
Si se sospecha un problema de alineación u otros problemas de salud ocular, el niño debe ser sometido a un examen completo practicado por un oftalmólogo.
¿Cuál es la diferencia entre un examen de la vista y un examen oftalmológico?
A diferencia de una evaluación de la vista, un examen oftalmológico completo puede facilitar el diagnóstico de problemas visuales.
Implica el uso de gotas oftálmicas para dilatar la pupila, lo que permite una investigación más a fondo de la salud general del ojo y del sistema visual.
La Academia Americana de Oftalmología recomienda a los padres buscar que se le haga al niño un examen ocular completo si[2]:
- El niño presenta algún problema en una evaluación de visión.
- Si la evaluación de visión no llega a una conclusión o no puede realizarse.
- Si es remitido por un pediatra o por la enfermera escolar.
- Si su niño tiene alguna queja relacionada con la visión o ha mostrado algún comportamiento visual anormal, o está en riesgo de desarrollar problemas oculares. Los niños con afecciones médicas (por ejemplo, Síndrome de Down, prematurez, artritis juvenil idiopática, neurofibromatosis) o historia familiar de ambliopía, estrabismo, retinoblastoma, cataratas congénitas o glaucoma congénito, estará en mayor riesgo de desarrollar problemas oculares pediátricos.
- Si el infante tiene una discapacidad de aprendizaje, algún retardo en su desarrollo, alguna afección neurosicológica o algún problema conductual.
Deja un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.